Salud mental y Homeopatía
Dra. Ana Scopp (Médica Homeópata Unicista)
Acerca de cómo comprender las alteraciones psíquicas y mentales de la totalidad de los seres humanos y, en consecuencia, decidir cómo deben ser tratadas cuando su intensidad y duración hacen imposible o muy dificultosa la vida.
La homeopatía considera al hombre como un sistema vivo en desarrollo, en el que todos los procesos psico-biológicos evolucionan a lo largo de la totalidad de su existencia desarrollando nuevas estructuras sobre las anteriores. Este proceso ocurre siempre, tanto en salud como en enfermedad, por lo que todas las alteraciones que podemos sufrir son el resultado de la continuidad de este proceso.
Cuando se suman condiciones adversas, tanto familiares como sociales, enfermantes y una constitución particularmente sensible y/o vulnerable, estos desarrollos son más complejos y menos saludables y los resultados son la aparición de diferentes tipos de alteraciones de la conducta psico-biológica que denominamos enfermedades.
Estas son un intento de adaptación fallido a estas situaciones adversas.
Esto ocurre siempre, sea que la dificultad se exprese particularmente –por ejemplo en el área digestiva con trastornos estomacales– como en el área psíquica con las enfermedades denominadas psiquiátricas, donde predominan y a veces ocupan todo el motivo de consulta, síntomas que corresponden casi exclusivamente al aparato psíquico.
Sentimientos depresivos, falta de ganas de vivir, falta de voluntad, imposibilidad del trabajo mental y/ o físico, desganos, descontentos, confusiones, incapacidad de concentración, sentimientos hostiles contrarios a lo que el paciente siente como propios, insomnio , sueño no reparador, compulsiones y adicciones, vínculos dependientes y/o simbióticos, conductas auto agresivas o de sometimiento, etc., son solo algunas de las manifestaciones del desequilibrio energético que la vida y las circunstancias han determinado que aparezcan en forma individualizada en cada una de las personas que nos consultan.
En la medida en que se progresa en el disturbio, el paciente es cada vez más dependiente de esos síntomas, cada vez le cuesta más tener un criterio de realidad independiente de lo que se denomina “Su Enfermedad”, la que lo esclaviza a lo largo del tiempo extendiéndose a casi todos los aspectos de su vida, cada vez con mayor intensidad.
La Homeopatía Unicista no cuestiona los descubrimientos actuales que ha aportado el desarrollo de la neurociencia, ésta se define como “un conocimiento científico que estudia la estructura, la función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la conducta”. Esto significa que todo lo orgánico es condición necesaria para la existencia de un fenómeno que denominamos conducta humana, se trate de una conducta afectiva social o biológica.
La visión positivista de este fenómeno interpreta que la alteración neuroquímica a nivel del sistema nervioso es la causa fundamental de la aparición de conductas alteradas en el psiquismo humano y por eso ofrece una terapéutica centrada en el uso de psicofármacos de los que se espera sean capaces de modificar esta alteración.
En nuestro paradigma este aspecto real del problema que sufre el paciente tiene una interpretación diferente.
Los Homeópatas Unicistas Hahnemannianos consideramos que esta alteración no es causa sino consecuencia de la alteración del principio vital, en su interacción y desarrollo con la totalidad de la historia de cada persona, y que de la misma forma en que en el resto de los enfermedades, estas conductas (síntomas psiquiátricos en estos casos) solo pueden ser realmente curadas por la acción de un medicamento homeopático (el que ese principio vital necesite, uno y solo uno), el que en un determinado momento será capaz de poner en marcha un cambio en el paciente (por lo tanto, también en su psiquismo); además de ocuparnos de remover los obstáculos enfermantes que se produzcan en su medio familiar.
Para eso se deben completar estos tratamientos con psicoterapias individuales, familiares y/o vinculares no supresoras, con un encuadre individualizado.
Veremos así que, a lo largo del tiempo, los pacientes con el tratamiento homeopático adecuado no solo modificarán sus conductas sino también su sentir más profundo, sus motivaciones, su forma de transpirar, sus deseos de alimentos, su forma de dormir, etc. Por lo tanto: habrá un cambio en la totalidad y será acorde a lo que determina la individualidad de ese paciente, jamás idéntico a otro.
En nuestro quehacer diario vemos que ocurre muy frecuentemente que después de años de tratamiento psicofarmacológico muchos pacientes sienten que su problema persiste, además de las consecuencias colaterales del uso de dichos medicamentos.
La mayor parte de los pacientes que nos consultan llegan a nuestros consultorios para intentar otro tipo de tratamiento, acompañados de sus grupos familiares, sobre todo cuando se trata de personas jóvenes que están como detenidas en su crecimiento desde el punto de vista afectivo, social y laboral.