Psicoterapia
La indicación de psicoterapia es el producto de un encuadre individualizado. Es el resultado del trabajo en equipo con el médico homeópata tratante.
El paciente está anclado en conductas repetitivas, se ha hecho esclavo de sus síntomas, es importante comprender el sufrimiento de la persona que está frente a nosotros, para que pueda observarse con paciencia, sin ser abrumado por interpretaciones que provoquen una disociación entre lo intelectual y lo emocional, como tampoco indicar tareas para buscar la modificación de conductas que alejan a la persona del entendimiento de su verdadera historia.
Cuando las defensas psicológicas necesarias para enfrentar distintas situaciones de la vida, se han fragilizado, aún la más pequeña frustración puede desencadenar síntomas. La persona está afectada en su totalidad, sus pensamientos están confusos, sus sentimientos la desbordan y las conductas se tornan inadecuadas para enfrentar la realidad.
En este tratamiento, el paciente es protagonista de su recuperación, se lo acompaña en la evolución del proceso de autoconocimiento, sin rótulos diagnósticos estigmatizantes, buscando además una relación de cooperación con su grupo familiar, para revisar la dinámica de las relaciones de los mismos, más allá que uno de ellos sea el portador del diagnóstico con el que llega a la consulta (bipolar, psicótico, fóbico, etc.) Muchas veces hay una expectativa de un cambio mágico, sin embargo el sufrimiento se ha consolidado como un estilo de vida por lo tanto hay un camino a recorrer en el proceso de la recuperación.
De acuerdo al caso se indicará psicoterapia individual, familiar y/o vincular, como así también la participación en distintos grupos de recuperación.
La educación tradicional como obstáculo a la curación
Lic. Inés Lorenzo
Escuchamos reiteradas veces decir que la educación es premio y castigo; desde ese punto de vista, los golpes, los sopapos y las penitencias serán los límites adecuados para la formación de la conciencia moral de los niños. La nota del parágrafo 200 de enfermedades crónicas dice: «Sería necesario que el enfermo no tuviera pues poco a poco, ningún motivo de aflicción o de pesar, o acaso casi ninguna causa de enojo”….
Una penitencia no permite que la persona se conecte con su sentimiento, el mismo deberá suprimirse una y otra vez, provocando enojos, instalando la culpa y la desvalorización. A este tema no se le presta atención porque al modelo educativo, basado en premios y castigos, no se lo cuestiona.
Los chicos reciben muchas órdenes y amenazas que constituyen verdaderos ataques al ánimo. Cuando se quiere lograr el cambio de un comportamiento, el adulto primero plantea una explicación que le parece razonable que el niño debe obedecer, si no obtiene la respuesta esperada, utilizará alguna penitencia como forma de presión (Ej.: si no terminás la tarea no salís), y si esto no es operativo se pasará a la agresión física. Es difícil observar la influencia de la agresión porque todos estamos involucrados, de alguna manera, dentro de este modelo, y tomamos por educativas normas que sólo son agresiones.
Se pasa rápidamente de la agresión al dejar hacer, se confunde la firmeza necesaria en los límites para que el niño se sienta en un marco de contención adecuado para su crecimiento con agresiones, por eso cada vez que se habla de límites se habla de penitencias o algún límite físico
Se trata de un modelo donde el tema educativo queda reducido a una serie de indicaciones que el niño debe cumplir, donde el adulto no cuestiona su lenguaje como así tampoco las contradicciones entre aquello que propone y su propia conducta.
Sin embargo podríamos considerar a la educación como un proceso de acompañamiento en el crecimiento En este caso no sería necesario utilizar ningún límite violento, pero sí conocer la dinámica particular de la afectividad y la sexualidad al mismo tiempo que las condiciones intelectuales de cada persona. Esto requiere dedicación tiempo y la toma de conciencia de la necesidad de aprender respecto del tema educativo.
Considero que es importante salir de este obstáculo, pues quizás se esté trabajando con un buen remedio y, sin embargo, los síntomas se vuelven a generar por la agresión recibida, en este caso a través de la puesta de límites violentos no reconocidos.